Está bien, lo admito! Vivir en Cagliari y tener el mar a tan sólo 5 minutos de la ciudad, es hermoso y tener mucha suerte!
Y si a esto le sumamos el privilegio de tener un mar de aguas cristalinas, blancas rocas de piedra caliza que acentúan el contraste de los colores del mar y, el Mediterráneo, me hace sentir una persona doblemente afortunada y plenamente consciente de las muchas ofertas que se pueden vivir en un hermosa ciudad como esta.
Un Paraíso en la ciudad. Es apropiado decirlo. Además de la kilométrica y popular playa del Poetto (playa del Poeta), encontramos Calamosca, con su hermosa cala de arena blanca y la ruta de acceso al promontorio llamado Sella del Diavolo (silla del diablo).
El promontorio de la Sella del Diavolo, con su hermoso faro, se puede ver durante el descenso en avión llegando a la ciudad. Por este hecho, recomendamos si puedes elegir la disposición de tu asiento en el avión, hacerlo en el lado izquierdo cerca de la ventana 😉
La mayoría de ocasiones, el avión gira y cruza toda la costa volando sobre Villasimius, Costa Rei y Mari Pintau acercándose hacia Cagliari y vuela por encima de toda Calamosca, Capo Sant’Elia y de la zona portuaria de la ciudad.
La piedra caliza blanca que caracteriza a Cagliari y da origen al nombre de la ciudad gracias a la raíz mediterrànea «Kar», es una tarjeta de visita real y de inmediato llama la atención por su singularidad y belleza.
Cuando se llega a por «tierra» (opción mucho más conveniente y recomendable), se cruza una avenida de pinos donde un poco más adelante se encuentra la pequeña playa de Calamosca.
Son muchos mis momentos favoritos en los que me gustar ir. Durante los meses de verano es inevitable que la playa esté muy frecuentada por las familias que viven en la zona, y por eso lo mejor es ir a la hora del atardecer. Yo suelo ir a las 19:00 y en cuanto llego me sumerjo directamente en el agua. La sensación es maravillosa, especialmente después de un día de mucho calor cuando el sol comienza a descender y deja poco de espacio para que pase un tímido frescor en el aire.
Varias veces miro hacia arriba y consigo ver los hermosos flamencos rosados que siguen su ruta hacia el estanque de Molentargius. De abril a septiembre, este espectáculo es muy frecuente en Cagliari. A veces se les ve por la noche porque el ojo los capta accidentalmente, o porque se advierte una línea un poco extraña en el cielo que nos advierte de su presencia. No niego que ver el vuelo del flamenco es una de las cosas que más me emocionan y me hacen sentir más estrechamente vinculada a mi tierra.
Esa hora también es ideal para tomar un aperitivo y en Calamosca mi lugar favorito de siempre, incluso para bañarse, es la Paillote. La Paillote es simplemente un Paraíso dentro del Paraíso. Es un restaurante-lounge con solarium que queda al final de la carretera de tierra (sin asfaltar), después de la playita de Calamosca y al comienzo de la localidad de Calafigheira.
El solarium tiene una plataforma de madera con algunas sombrillas y tumbonas que se pueden alquilar. A un lado hay un pequeño bar que hacen un excelente café y aperitivos. Por lo general prefiero quedarme en la parte «libre» de la pequeña cala, y me suelo establecer entre las blancas piedras y las rocas. No siempre es cómodo estar sentado entre las piedras, aunque en algunas partes de la cala son bastante planas, y por ello prefiero traer una esterilla a de mano y resolver el problema. Una cosa que trato de no olvidar nunca es la máscara de buceo, por supuesto. El telón de fondo, sobre todo en ese punto, está formado por una rica en vegetación marina y hay una gran variedad de peces.
La Paillote era antiguamente una reserva. Toda la zona de Calamosca, además de la inicial donde se encuentra la playa, era inaccesible en algunos puntos y sigue siendo así a causa de las zonas militares que todavía ocupan el area. Tal vez esto ha permitido a este lugar preservar su belleza y autenticidad. Ahora, de hecho, sobre el mar se puede optar por caminar por los senderos naturales de la Sella del Diavolo que se han arreglado recientemente y fueron devueltos a la ciudad.
Varias veces he pensado en hacer esta ruta y unirme a los guías locales que organizan visitas guiadas los domingos durante el invierno. Como siempre ha sido un área estratégica interesante, el promontorio ha conservado varios puntos arqueológicos que aún se pueden alcanzar, la cisterna Púnica y el templo de Astarté, desde donde se supone su presencia en el pasado. Recientemente, justo al lado de los sitios arqueológicos, se construyó una pequeña choza y aunque todavía no lo he probado, puede ser una gran ayuda para disfrutar de un descanso y una buena comida.
El camino es muy fácil y el paisaje es maravilloso. Un punto de vista completamente nuevo te golpea, toda la ciudad y la larga playa de Poetto, se domina completamente desde arriba. Para mí, que siempre he visto el promontorio desde la playa de Poetto, es verdaderamente extraño observar esta perspectiva inusual. Es un espectáculo verdaderamente único!
Durante mis visitas a Calamosca muy a menudo decido pasar por Giò pizza. Una excelente pizzeria para llevar que también tiene algunas mesas que te permiten disfrutar de la pizza frente al local o se puede optar por sentarse cómodamente en la pequeña y agradable plaza de San Bartolomeo situada a la entrada de Calamosca, o ir a disfrutar de ella en la playa. Ofrecen un agradable servicio tanto por su personal atento, sencillo y accesible, como por los estupendos precios de las pizzas!.
Calamosca es un lugar simple con un encanto un poco decadente que se nota de inmediato. Tal vez este es el aspecto que más caracteriza el lugar, también porque esconde una verdadera belleza salvaje, rara diría, si tenemos en cuenta que está tan cerca de la ciudad; una simplicidad, esta de Calamosca, que se aprende a apreciar sin demasiada dificultad, porque son las cosas simples las que al final de todo permanecen más tiempo en la memoria.
Comentario de la Turista: Calamosca ofrece uno de los atardeceres más espectaculares del Mediterráneo. La puesta de sol es excepcional (preparar las cámaras de fotos!), sobretodo desde La Paillote. Para aprovechar la visita al máximo, se puede llevar algo de ropa para cambiarse y tras un atardecer en la playa (para bañarse en la cala, se recomienda llevar zapatillas de goma) quedarse a cenar en el restaurante que se transforma en un lugar muy chic, con una iluminación preciosa, la brisa del mar y un menú riquísimo. Aunque nuestra ropa sea sencilla e informal, se experimenta una sensación de lujo absoluto. Un lugar para volver y volver y volver…
Situación: https://www.google.es/maps/place/Calamosca