Bueno, la espera ha terminado! Estoy en el MAN y ante mis ojos hay hermosas fotos de Vivian Maier, la niñera fotógrafo. Una mujer cuya existencia aún está envuelta en el misterio. Para ella la fotografía, no era sólo una pasión, era su vida. Probablemente, su afición la aprendió de la fotógrafa Jeanne Bertrand, con quien en 1930, ella y su madre compartieron un apartamento.
A pesar de esto, Vivian no hizo nunca alarde de su talento, ni nunca lo transformó en su profesión. Murió pobre y sola.
El principal trabajo de Vivian era niñera. Dedicó gran parte de su vida a esta profesión y sirvió en varias familias estadounidenses, que vivían en Los Ángeles, Nueva York, hasta que finalmente se estableció con la familia Ginsburg de Chicago, para quienes trabajó como ama de llaves durante 17 años.
Al ver la perfección de sus fotografías me pregunto cómo es que Vivian Maier, en toda su vida, nunca tuvo la tentación de que el mundo conociera su trabajo. Nunca hizo ninguna exposición o hizo cualquier publicación.
Su archivo contiene más de 150.000 negativos, junto con una gran variedad de negativos sin revelar, incluso fue requisado antes de su muerte a causa del impago del alquiler.
Personalmente, creo que detrás de esta actitud, había un fuerte sentido de protección a sí misma. Posiblemente utilizaba la cámara fotográfica como una pantalla de defensa, como un filtro entre ella y el mundo, ese mundo que ella amaba tanto para contarlo, que observó por tanto tiempo, pero desde el que nunca quiso ser observada.
De las fotos se comprende cómo Vivian logró captar el estado de ánimo de la gente. Se nota en los rostros fotografiados una sensibilidad que es casi palpable y los retratos son fascinantes.
Estuve más de dos horas en el MAN, y después de la primera vuelta, volví de nuevo al principio del recorrido, donde estaban sus autorretratos. Necesitaba volver a ella y verla de nuevo después de visitar toda la exposición en su conjunto. La conozco un poco más ahora, y quería recordarla para tratar de atrapar algunos pequeños detalles más de su misteriosa vida. Como la he experimentado, la de Vivian Maier ha sido sin lugar a dudas, una de los exposiciones mas hermosas que he visto.
Salida del MAN, tuve que seguir nutriéndome de historia, de anécdotas fascinantes relacionadas con la vida de las personas. Estaba sentada en la Piazza Sebastiano Satta cuando tomé algunas notas. Delante de mí había una escuela primaria con niños que me estaban mirando curiosos por una ventana y con quien intercambié varios saludos.
La hermosa plaza fue diseñada y construida por el gran Costantino Nivola. Nivola vivió sobre todo en el extranjero, murió en Long Island, y vivió durante mucho tiempo en Nueva York donde conoció a Le Corbusier, Pollock y vivió de cerca el arte líder de vanguardia de la época.
Al leer la inscripción que cuelga en la plaza, sobre la vida de Nivola, vi el nombre de Ruth Guggenheim, la esposa del escultor. A Ruth, tuve el gran privilegio de conocerla una noche, hace un montón de años.
Ella era la invitada de un amigo en una cena. Pasamos un rato juntas y estuvimos charlando. Recuerdo especialmente su figura menuda y su calma, y sin embargo, transmitía una fuerza tremenda.
Ruth era judía, y cuando ella y Nivola se fueron a Nueva York, lo hicieron principalmente para escapar de las leyes raciales.
Mi día en Nuoro, antes de regresar a Cagliari, terminó estupendamente después de un almuerzo en el Monti Blu. Justo en la plaza Sebastiano Satta, está este curioso restaurante, salón de té, concept-store y sastrería. Comí una deliciosa fritura de pescado fresco. Es un local decorado con muy buen gusto, nada se deja al azar. El restaurante se encuentra arriba, y en la planta baja hay una cafetería junto con la sastrería, donde venden el hermoso vestuario de Antonio Marras.
La noche anterior, estuve en el B & B Erbas. Un precioso lugar. Los propietarios de este B & B situado en el centro tienen también un herbolario. Me dijeron que la suya, es una larga tradición familiar. Las hierbas las cultivan siguiendo la tradición de su abuelo, que comenzó a curarse a sí mismo cuando descubrió que tenía problemas cardíacos graves y los médicos le dieron un par de semanas de vida. Bueno … pues ha sobrevivido otros 20 años!
Mi paréntesis en Nuoro ha terminado de la mejor manera. Pasé 2 días estupendos. Me gusta recordarlos de vez en cuando. Es una experiencia que, prescindiendo del evento de la exposición, lo habría hecho igualmente. Algunos lugares merecen ser contados y vividos. Como he escrito en anteriores ocasiones, en Cerdeña hay tantos lugares para descubrir.. lugares que son fascinantes y sobretodo, sus gentes. Me encanta escuchar el murmullo de la gente que encuentras en los cafés, como una captura de la vida cotidiana de un lugar. En Nuoro esto se percibe mucho. Espero que siga así por mucho tiempo.