La colina sinuosa que alberga el castillo de Las Plassas, tiene una forma mamilar. Por este parecido, el nombre proviene de una de las zonas más fértiles de Cerdeña, conocida simplemente como Marmilla.
El castillo data del siglo XII. Fue construido en 1172 y tiene una altura de unos buenos 270 metros. Pertenecía al Giudicato di Arborea (Judicatura de Arborea) y su función era defensiva.
En esos años, en Cerdeña, el Reino de Arborea se consideró uno de los más poderosos e importantes. El mayor proyecto de Arborenses era unificar en un solo Reino toda Cerdeña, que por supuesto sería el reino de Arborea.
A partir de esta gran ambición nació la llamada Carta De Logu, una preciosa colección de leyes escritas en lengua sarda destinadas a los juzgados de la isla.
El primer documento De logu fue creado por Mariano IV de Arborea, el padre de la famosa Giudicessa (jueza) Eleonora D’Arborea.
Durante la larguísima guerra (casi un siglo) entre el Reino de Arborea y el Reino de Cerdeña de la Corona de Aragón, el castillo tenía un papel importante, y a partir de 1324 (fecha en que la guerra empieza), el castillo fue disputado entre los dos reinos y pasó a los aragoneses con la derrota final de los arborenses.
El castillo ha permanecido en ruinas. Son visibles su torre principal, el perímetro y las paredes internas. A pesar del fuerte deterioro del edificio, todavía podemos adivinar las articulaciones de los diferentes ambientes interiores donde se alojaban su guarnición y los almacenes en que guardaban los suministros del precioso grano.
La Marmilla, como he escrito antes, era y sigue siendo un área fértil muy famosa sobre todo por sus cultivos de trigo. Existe una expresión tradicional de Cerdeña de buenos deseos que cita así: «Saludi e Trigu«. Salud y trigo, esta es la traducción en español. El trigo ha sido siempre la mayor y más preciosa riqueza y, en el interior del castillo de Las Plassas, se encontraron, gracias a las numerosas excavaciones arqueológicas, muchos artefactos de metal y cerámica, vidrio y otros muchos restos de comida. Estos objetos y materiales nos dan una idea clara de la vida cotidiana de la guarnición en una de las fortificaciones fronterizas que existían en el momento.
He visitado el castillo y me hizo muy feliz el descubrimiento del museo MUDA en Las Plassas.
El museo es totalmente multimedia y cuenta de forma exhaustiva y divertida la historia del castillo, y no solo eso. La edad media en Cerdeña, a diferencia de lo que la historia nos dice, no fue un periodo sombrío. Fue floreciente, y no solo se caracteriza por ciertas guerras, sino también por fructíferos intercambios comerciales y grandes transformaciones geopolíticas que determinaron el futuro de nuestra isla.
Sin duda, el aspecto que hace fascinante ese periodo y la historia de Cerdeña, es el de los giudicati (juzgados) y la figura mítica del Giudicessa Eleonora D’arborea.
La hija de Mariano IV, el juez que he mencionado antes que proclamó la Carta de Logu, Eleonora, es recordada hoy por haber actualizado y hecho aún más innovador este importante documento.
Eleanor se convirtió en jueza después de la muerte de su hermano Ugone III (Hugo III)
Con la renovación de la Carta de Logu, Eleanor se alejó de las ideas conservadoras de su hermano para completar el proyecto de su padre Mariano IV; un proyecto que implica la idea de reunir a toda la isla bajo un mismo cetro, especialmente el regente y, para preservarlo de las invasiones de pueblos extranjeros, como el aragonés, el famoso enemigo de Arborea.
Eleonora fue capaz de reunir casi en su totalidad toda la isla bajo un mismo juzgado. Además, su política no era autoritaria y absolutista. Por el contrario, tenía una gran consideración por las personas; su visión del poder nunca estuvo lejos de las razones de la gente, a pesar que el juzgado era un sistema oligárquico.
Su reinado duró muchos años y, quién sabe cuánto tiempo podría haber durado, si un día no se hubiera presentado un enemigo que no tenía apariencia humano, que puso de rodillas a las gentes de Cerdeña y que se llevó cientos de vidas, incluyendo la de Eleonora misma: la peste.
La peste en Cerdeña favoreció el avance de los aragoneses que, sin luchar, lograron conquistar la isla.
Durante su vida Eleonora vivió principalmente en la antigua Aragona, la actual Castelsardo.
Eleonora, se casó con Brancaleone Doria. Doria ya controlaba con muchos territorios de Cerdeña y se dice que la decisión de casarse con uno de los representantes de esta familia, se hizo con el propósito de unir el reino de los giudicati bajo un mismo poder.
El castillo de Las Plassas se supone que era el lugar donde se alojaba la giudicessa cuando pasaba por las zonas fronterizas.
Entre los hechos históricos que nos llegan relativos al período de los jueces en Cerdeña, hay muchas verdades, pero muchos mitos. Sobre todo en la figura de Eleonora D’Arborea, ella misma los dijo, pero en su vida no hay documentos completos. No sabe que su rostro tenía, por ejemplo, y tampoco el lugar donde se encuentra su tumba, que no se ha descubierto hasta la fecha.
Pero Eleonora D’Arborea ha existido. Y con ella, son ideales para los sobrevivientes, su sentido de pertenencia a la tierra de Cerdeña. A pesar de sus orígenes catalanes – Aragón, Eleonora era de Cerdeña. Se esforzó en su reino, que ha traído la innovación y la modernidad, siguiendo los pasos de su padre.
Eleanora nos ha dejado un mensaje de orgullo, de esperanza, y sobre todo de pertenencia e identidad. Estos son los valores más importantes. Valores que, junto con certezas, no necesitan documentos escritos para sobrevivir y llegar a hoy en día.
Comentario del local: Además de Castelsardo, Eleanora vivió la mayor parte de su vida en Oristano. La figura de Eleonora es muy respetada y recordada en la ciudad de Arborea. La plaza principal de Oristano es llamada en honor de la Giudicessa y está adornada con una estatua que la representa altiva y segura de sí misma. El monumento, que se remonta a 1881, tiene un estilo sin lugar a dudas clásico. Cada año, la apertura de la tradicional Sartiglia se lleva a cabo con el paso del caballo de la Giudicessa, seguido por la figura del último Componidori.
Volviendo a hablar sobre el museo MUDA, quiero recordaros que la visita es toda multimedia. Al comienzo del recorrido se suministran auriculares con un pequeño reproductor MP3, que contiene varias pistas vocales. El recorrido dura una hora y media y termina con una ficción que relata el viaje que Mariano IV (padre de Eleanora) hizo al castillo de Marmilla durante su reinado. Gracias a esta historia de ficción se captan los aspectos más importantes con respecto a la conducta de la vida diaria en el castillo. Muy interesante y apetecible es la descripción hecha «chef de la corte» de la comida que se servía en el almuerzo en honor de sus invitados. 🙂
Localización: https://www.google.it/maps/place/Museo de Castillo Plassas