El rojo que me gusta, es el de una puesta de sol que quita el aliento, que me abruma, que se piensa en tocar, del que parece oírse el rumor.

El rojo que me gusta, es el de la pasión, que veo en muchos jóvenes de Cerdeña  que abandonan su isla con la promesa de volver.

El rojo que me gusta, es el de la estrella de mar, que hace cosquillas en la mano  y que ves descender  lentamente hacia el fondo del mar cuando la dejas caer.

El rojo que me gusta, es el color de las amapolas de la primavera el campo y que se distinguen por su vivacidad.

El rojo que me gusta, es la del madroño, un fruto que refresca después de caminar durante horas por caminos encantados.

El rojo que me gusta, es que las casas de color púrpura, que, a pesar del paso del tiempo, mantienen la belleza y la elegancia.

El rojo que me gusta, es el de las plumas del flamenco, que parecen llevar un manto real.

El rojo que me gusta, es el de dejar que los tomates se sequen al sol, o elegir los más maduros  para hacer una salsa, junto con la albahaca, el aroma del verano.

El rojo que me gusta, es que el del buen vino compartido con amigos cercanos.

El color rojo que no me gusta, es el del fuego que asola la tierra, que te llena de rabia y te hace sentir impotente.

El color rojo que no me gusta, es el del corazón sin alma, que se convierte en un infierno.

El color rojo que no me gusta, es el de la sangre, un color brillante, que sale hacia fuera como de las plantas.

El color rojo que no me gusta, es el color que tiene la ignorancia, si la ignorancia fuera digna de ser dueña de un color.

El rojo que me gusta, es el de los buenos uniformes, que combaten contra el fuego.

El rojo que me gusta, es el que deja un rastro a lo largo de pétalos, que marca las huellas de los que miran hacia adelante, a los que entienden que lo que no se quema hoy es el recurso de mañana.

El rojo que me gusta,  es sólo un color y, como tal, me gustaría que se quedara.

M.C.